11 marcadores de negatividad

No siempre somos conscientes de la negatividad que nos rodea. Descubre en este texto 10 marcadores que te ayudarán a identificarla para poder ponerle remedio.

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Me apetece ir un poco más allá y compartir con vosotros qué estoy aprendiendo acerca de la fructífera tarea de detectar pensamientos negativos o intrusivos. Tal vez consideres que sabes qué piensas. Y que los pensamientos negativos no tienen mucha historia. No serías el primero: yo misma creí ser consciente del cariz de mis pensamientos, de la autenticidad de los mismos… hasta que descubrí que, a veces, estos eran tan fugaces, o tan sutiles como un lejano susurro, que casi ni me daba tiempo a percibirlos, a notar que estaban ahí, imposibilitando así mi intervención.

En los anteriores posts “Pensamientos negativos” y “Los roles de la negatividad» os presenté a los pensamientos negativos como una parte de nuestro comportamiento que puede envolvernos en un ambiente de malestar y deteriorar nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos, y también os mostré distintos roles que podemos adoptar, sin darnos cuenta, si nos dejamos influir en demasía por ese tipo de pensamientos.
¿Y dónde está el problema, si casi no los percibes? El problema reside, precisamente, en que al no echarles cuenta, por su fugacidad, por su aparente liviandad, por no pararte a cuestionar su veracidad, puedes no advertir su relevancia en tu día a día… hasta que sus efectos ya estén resultando nocivos. O hasta que se hayan convertido en una suerte de “okupas” organizados en tu mente.

¿Cuáles son los marcadores de negatividad?

Cuando existen este tipo de pensamientos, es habitual que una parte de ti se resienta, mostrándote pistas acerca de que algo no anda bien. Algunas de las más frecuentes son:

 

  1. Tensión muscular: de repente te encuentras con que estás encogiendo los hombros, o que tienes un dolor en la espalda que no acompaña a ningún esfuerzo físico previo.
  2. Inseguridad: descubres que aspectos en los que siempre te habías sentido fuerte, ya no te provocan el mismo sentimiento.
  3. Ansiedad: tal vez te suden las manos, tal vez notes un peso en el pecho, tal vez respires de forma alterada sin siquiera darte cuenta…
  4. Represión: puedes descubrirte cortando tus propias alas ante actividades o planes que antes te hubiesen provocado ilusión.
  5. Pesimismo: puedes hallarte dando por hecho que las cosas no saldrán bien, viendo el vaso medio vacío, no encontrando sentido positivo a cuanto antes te resultaba sencillo o posible.
  6. Cansancio: puedes encontrarte con que las energías no te basten, que las horas de sueño no sean reparadoras, que un kilo pesa un quintal.
  7. Insomnio: ya no eres capaz de tocar la almohada y dormir, o dormir seguido, o ambas cosas.
  8. Jaquecas: el dolor de cabeza, acompañado o no de tensión mandibular, un apretar los dientes…
  9. Mal humor: no estar para bromas, perder las ganas de reír, convertirte en competidor del pitufo Gruñón…
  10. Irritabilidad: tener una facilidad inusitada para irritarte de forma desmesurada y que sorprende a todos, incluso a ti.
  11. Rompes tu rutina o planes de futuro: deja de parecerte importante o necesario, aquello que has venido haciendo hasta ahora.

Todo este tipo de síntomas, si ves que se alargan en el tiempo, no deberías de tomártelos a broma, puesto que pueden ser indicativos de una incipiente enfermedad. Así que si notas que no son algo pasajero, no convivas con ello tú sol@, compártelo con tus seres queridos y con tú médico, ambos harán lo posible por ayudarte.

Poco a poco, con unas sencillas acciones por tu parte, podrás ir deshaciéndote de ellos y verás cómo, intentando solventar el primero, interfieres en el resto.

¿La negatividad ha afectado alguna vez tu día a día? ¿Crees que puedes poner a raya la negatividad?

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Rosa Palmer

Soy la creadora y principal blogger de Por El Camino Azul. Ex-Miembro y reportera de la iniciativa de orientación laboral Parejas Orientadoras entre 2013 y 2016. Colaboré escribiendo artículos periódicamente en La Nueva Ruta del Empleo España entre 2015 y 2016. Mi vicio son las palabras. Adoro la vida, sus misterios, la comunicación y la creatividad. Me motiva la idea de difuminar la terrible frontera entre placer y trabajo. ¿Te apuntas?

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