Sí que puedes elegir sentirte mejor
Cuando sobreviene una situación incómoda o dolorosa nos invaden emociones y sentimientos de forma dañina. Que esto suceda es natural. ¿Y si te digo que puedes elegir cómo sentirte? No es accionar un interruptor, es cambiar el chip, es «trabajar» tu vida en positivo. ¿Te apuntas?
Ante una situación estresante o que pueda provocar ansiedad, tendemos a pensar que no tenemos capacidad de elegir sentirnos mejor. En casos de autoestima jugando al escondite o problemas que nos encuentran fuera de nuestro momento de máximo esplendor, podemos incluso llegar a sentir que no hay movimiento posible, que la vida ha realizado la jugada del jaque mate y sólo nos queda rendirnos. Esta NO es una buena opción. Lo sabemos.
Quizá te preguntes cómo convertir en posible esta elección que parece no ser objetiva. Ahora paso a detallar los puntos que considero relevantes para elegir sentirte mejor:
1) No es cierto que no exista otra opción. En su momento vendrá a ti. Confía
2) La vida no es tu enemigo ni tu contrincante: Tiene un gran número de posibles sentidos. Crea tu lema y ayuda a tu mente a recordarlo. Un collage, un colgante, un tatuaje pueden ser útiles para algunas personas, pero más importante resulta no desvincularte de su propósito
3) Revisa tu forma de expresarte: ¿Estás usando términos negativos? Un paso importante para apartar la negatividad o el dolor es desprenderte de ellos y dejarles el menor espacio posible. Los pensamientos negativos volverán, pero tú habrás aprendido a torearlos a tu manera. Existen muchas, encontrarás la que te resulte más útil. Es normal que te cueste pensar en positivo en ocasiones, eso sí, piensa que la vida es como un pájaro acróbata, no sería sensato exigirle volar en la dirección que nos convenga, pudiendo disfrutar más de su vuelo creativo.
4) Perdona. Observa tu cuerpo, si existen síntomas de tensión: te ayudará a identificar qué te aparta de la tranquilidad. Escríbele una carta al protagonista de este malestar, sea persona o no, preferiblemente a mano. Al hacerlo así, te concedes más tiempo para reflexionar. Lo importante es no encerrar pensamientos dolorosos. O mejor aún: no permitir que esos pensamientos dolorosos te encierren.
5) Imagina que el concepto de culpa no existe. ¿Para qué te sirve? Que la culpa proviniese de otro ¿te resta malestar? Sé sincero contigo mismo, aprende a ver la belleza que existe en la imperfección, la tuya y la de los demás. Admite en tu vida los fallos como pistas de que puedes mejorar por tu cuenta.
6) No vivas en el pasado, desestrésate del futuro. Crece con tus experiencias, entrena a diario el verlas lo más positivas posible. Permítete ilusionarte. El futuro no existe aún. ¿Cómo lo quieres? Coge lápiz y papel, enfócate. Y recuerda no encerrar ese precioso futuro en una jaula: sólo libre crecerá feliz.
7) Valórate. Este punto me encanta. Quizá pienses algo así: “como si fuese tan fácil llevar a cabo estos consejos”. Todo es tan fácil o difícil como lo quieras ver. Ahora dime ¿prefieres verlo difícil y que te cueste más o prefieres entrenar tus capacidades? Nuestra conducta es una pista que ofrecemos a los demás a la hora de actuar para con nosotros. Así que encuentra cada miguita de el valor y valía que se halla en tu interior. Un poquito cada día. Verás qué señor montón consigues.
8) Invierte tu energía de forma productiva. Úsala en aquellas cosas que estén en tu mano. Permite a los demás vivir su vida según sus reglas, aunque no las compartas, déjales cometer sus errores: forman parte de su crecimiento personal. Si no lo haces, corres el riesgo de convertirte en un ser castrante para ellos y en un generador de impotencia para ti.
9) Regálate tiempo. Aquello que vale la pena, la vale. Y tú la vales. Así que no desfallezcas, inténtalo. Da igual cuánto puedas llegar a tardar. Verás que vale la pena.
10) Haz aquello que siempre te ha levantado la moral. Parece ser que somos seres de costumbres. Así que en vez de dejarte llevar por las negativas, trata de que las positivas te lleven al bienestar. Atrévete también con cosas nuevas.
11) No cuestiones tanto. Si existe un porqué, terminará viniendo a ti de una forma positiva, si se lo permites. Y si no lo hay ¿para qué buscarlo? Los demás no están en el mundo para juzgarte.Ni tú para que nadie te juzgue. Ni siquiera tú. Así que no quieras jugar a este doloroso juego.
12) Se generoso. Contigo, con los demás, en sonrisas. Olvídate de lo que recibes o piensas que deberías recibir. El único cariño imprescindible es el tuyo. Con él, todo lo demás vendrá a su hora.
13) No busques tu felicidad en los demás. Es tuya, es tu sentimiento. Y los sentimientos se encuentran en el interior. Cargar a los demás con la tarea de hacernos felices sólo consigue estresar tu círculo. ¿Es eso lo que necesitas? Pues a descubrir tus bocanadas de felicidad. Y respira bien.
15) Atesora todo lo positivo que existe en tu vida. ¿Alguien ha vuelto a hacer algo que te molesta? Puedes decírselo, desde luego. Pero si de verdad quieres tener una relación armónica con esa persona, no dejes jamás de recordarle y recordarte a ti también todo aquello que te encanta en su forma de ser y conducta.
15) Salga como salga, inténtalo de nuevo mañana. No descuides tu bienestar. De ser una carrera, ésta sería de fondo.
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