Mis deseos acerca de las experiencias compartidas

Las experiencias compartidas, para que verdaderamente se sientan como tal, deben ser vividas y mostradas de forma fluida y sincera ¿te apetece charlar sobre ello?

experiencias compartidas

 

En mi aportación de este mes en La Nueva Ruta del Empleo reflexiono acerca de las experiencias compartidas. Podrás acceder al artículo completo haciendo click sobre la imagen o aquí.

No olvidemos que, hasta hace muy poco, las emociones no parecían merecer nuestra apreciación: no pocos eran los que entendían atenderlas como fruto de un “sentimentalismo”. Y ese sentimentalismo algo así como una desviación de lo racional, una especie de tara…

Hasta que se ha visto su implicación, más allá de toda duda, en nuestras decisiones cotidianas y, más especialmente en nuestras decisiones de compra.

analizar

¿Es por ello que estamos viendo a toda una retahíla de profesionales que muestran en sus marcas personales todo tipo de errores?

Sigo habitualmente a otros bloggers por varios motivos: me gustan sus contenidos, nutrirme de su experiencia, analizar qué están llevando a cabo… y por supuesto porque me encanta leer.

En algunas de sus newsletters, he percibido recientemente un “aluvión de errores” que lejos de intentar disimularse, formaban parte del mismo asunto del email… Dentro de una normalidad, dichos errores y su solución podrían parecerme conectores, interesantes y útiles…

No obstante, cuando los recibo como algo resaltado en plan “¡eh, mira mi error!”, no puedo sino sentir algo así como un chirrido en mi mente. Mi “sentido arácnido” (adoro Spiderman y me gusta usar esa expresión para hablar acerca del instinto, del inconsciente) se vuelve loco ante situaciones como esta y similares.

¿Ahora mola liarla parda?

¿Está de moda marcarse “un Rajoy”?

lemur

El peligro de usar trucos de marca personal o marketing sin hacerlos «tuyos»

Estoy de acuerdo en que mis errores, y cómo me relaciono con ellos, me muestran de forma más amplia y pueden ayudarme a conectar contigo.

Eso sí, para que «funcione» deben ser mostrados dentro de algo muy importante: honestidad y sinceridad.

Y, honestamente, existe una diferencia palpable entre no avergonzarse de tus errores y sentir una extraña necesidad de que se perciban sí o sí. Y la clave está en la palabra que he usado antes: «extraña».

El ser humano siente mucha necesidad de encajar, de ser comprendido, de ser valorado. Y esto choca con enfocar tanto en el error.

Para mí el fallo no es tanto que enfoquen sobre el error, sino que se olviden de las mismas emociones ofuscados en exaltarlas en los demás. Es como si hubiesen escuchado la canción, sin molestarse en atender a la letra, en sentirla.

Esto provoca, en cierta manera, que «notes» que faltan esas emociones, que le falta consistencia al mensaje que pretendían enviarnos.

Lo que nos une con otras personas no solo son nuestros errores, sino lo que estos errores provoca en nosotros, también. Lo que provoca en nosotros las ganas de conseguir logros, de solucionar problemas. Lo que nos une, son nuestras emociones y sentimientos, no el error en sí. Aunque sí: errar es algo que tenemos indefectiblemente en común.

desconectar

Y si esas emociones parecen falseadas (ojo, no indico que no sean ciertas, sino a que no sean mostradas de forma fluida) no solo no funcionan para crear vínculos con nuestros lectores o posibles clientes, sino que además pueden «cortar las conexiones» y, lo que es aún peor: pueden restarnos credibilidad.

Encendemos el chirrido y el “sentido arácnido”, en vez de la emoción, la emotividad y la conexión.

Es difícil escribir, mostrarse, echar “toda la leña al fuego” en cuanto a las propias emociones. Y por eso no puedo sino comprender a aquellos que intentan, como yo, difuminar la barrera de la pantalla y que nuestro mensaje llegue, para bien y para sumar, en la vida de quien se toma la molestia de concedernos el beneficio de la duda en este mar de información que es Internet.

Yo misma me encuentro preguntándome qué es lícito y qué no mostrar, tomándome muy en serio mi marca personal y cómo podría interpretarse aquello que escribo. No olvidemos que estoy en búsqueda de empleo.

 

Para conectar: ¡no nos frenemos, fluyamos!

Creo que, al menos en mi caso, la clave reside en escribir sin censura. No, al menos, en la escritura del borrador.

La auto censura conlleva que textos con potencial pasen desapercibidos o provoquen distanciamiento. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!          

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Y es que escribir no es colocar un carácter tras otro, sino un fluir, una catarsis y un compartir, no atajos sino vivencias. No soluciones, sino experiencias. No paternalizar sino hermanar… y eso, no lo olvidemos nunca, es mucho más complejo de lo que parece.

 

Mis deseos acerca de la era de las experiencias compartidas

deseos

Me gusta, adoro esta nueva época en la que las emociones se vuelven relevantes. Aunque no puedo evitar sentirme incómoda ante los presuntos porqués.

Desearía que las emociones tuviesen su importancia en cuanto a mejorar nuestra relación con nosotros mismos, con nuestro entorno, el mundo y aquellos que podríamos llegar a ser si no nos limitaran ni las falsas creencias ni el miedo.

Desearía que el interés fuese crear productos y servicios para mejorar la calidad de vida, emotivo y de salud de los clientes y no el de los dueños de las mismas empresas de siempre.

Desearía que las emociones tuviesen su importancia en cuanto a liberarnos de aspectos superfluos como la excesiva preocupación por nuestro aspecto y nuestras alegrías que ya no deben contentarnos por si mismas, sino que tienen la presión de pasar el rasero de poder ser publicadas en Facebook o Instagram…

Sí que es cierto que las nuevas tecnologías han posibilitado unas comunicaciones que en ciertos casos (como el de personas que viven lejos unas de otras) ha marcado una emocionante diferencia.

No obstante, el uso de esas nuevas tecnologías nos acerca a un contacto directo, rápido y que, en ocasiones, puede parecer más realizado para la “galería” que para el propio disfrute. Que aquello que no existe online o en nuestras apps parece no importar o casi ni existir por sí mismo.

Desearía que esta fuera la era en la que aprendiéramos a mostrar nuestras más, gracias a los emoticonos, pero no únicamente con ellos.

emoticono

Cuidado que entiendo que han tenido un papel crucial en ciertos aspectos: cuando nos cuesta liberar lo que sentimos ¡qué maravilloso es poder hacer click sobre un emoticono, dos o siete!

Desearía que ese bienestar que nos despierta conectar con ese ser especial y lanzarle nuestros emoticonos y recibir los suyos, nos motivara para “tener hambre de más”. Nos motivara para no contentarnos con un dibujito ajeno.

Porque no existe mejor forma de conectar con quienes amas que acariciar su voz en el aire, miraros a los ojos como decía Bécquer “mientras clavas en mí tu pupila azul en mi pupila”… y fundirse en un abrazo fuerte, largo, larguísimo y sentir ese qué sé yo que yo qué sé que hace que lo “palpable” no sea únicamente aquello que dispone de tacto, sino de alma también.

 

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Claves para mejorar tus relaciones sociales, en La Mente Es Maravillosa.

Comunicación emocional, en Talentos Reunidos.

 

¿Y qué opinas tú?

Imágenes: Pixabay. 
Curiosidad: la imagen del lemur surgió en Pixabay al buscar «Rajoy». Me gustó su expresión, que me hizo gracia en el contexto y debido a ello ha sido incluida en este post.
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Rosa Palmer

Soy la creadora y principal blogger de Por El Camino Azul. Ex-Miembro y reportera de la iniciativa de orientación laboral Parejas Orientadoras entre 2013 y 2016. Colaboré escribiendo artículos periódicamente en La Nueva Ruta del Empleo España entre 2015 y 2016. Mi vicio son las palabras. Adoro la vida, sus misterios, la comunicación y la creatividad. Me motiva la idea de difuminar la terrible frontera entre placer y trabajo. ¿Te apuntas?

6 comentarios en «Mis deseos acerca de las experiencias compartidas»

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