Descubre cómo identificar tus pensamientos negativos para poder neutralizarlos y vivir más positivo.

¿Te has encontrado alguna vez en la situación de preguntarte porqué no avanzas con relativa facilidad en algún terreno en concreto de tu vida? Es posible que te hayas visto afectado por pensamientos negativos. Estos invaden nuestros tiempos de baja concentración con una serie de inseguridades totalmente innecesarias (a veces incluso infundadas) que pueden llevarte a boicotear tu bienestar y potencial si no le pones remedio.
En los anteriores posts “
Pensamientos negativos ” y “
Los roles de la negatividad. ” te presenté a los pensamientos negativos como una parte de nuestro
comportamiento que puede envolvernos en un ambiente de
malestar y deteriorar nuestras
relaciones con los demás y con nosotros mismos. También te mostré distintos
roles que podemos adoptar, sin darnos cuenta, si nos dejamos
influir en demasía por ese tipo de pensamientos.
Hoy me apetece ir un poco más allá en la acción de detectar pensamientos negativos. Tal vez pienses que sabes qué piensas. Y que los pensamientos negativos no tienen mucha historia. No serías el único: yo misma creí ser consciente del cariz de mis pensamientos, de su autenticidad. Hasta que descubrí que, a veces, estos eran tan fugaces, o tan disimulados que se mostraban tenues como un lejano susurro, o directamente imperceptibles para mí.
¿Y dónde está el problema? El problema reside, precisamente, en que al no echarles cuenta, por su fugacidad, por no pararte a cuestionarlos, puedes no advertir su relevancia en tu día a día hasta que sus efectos ya estén resultando nocivos. O hasta que se hayan convertido en algo así como “okupas” en tu mente, generando estrés y/o ansiedad. Incluso distintas enfermedades y síndromes relativos a la salud de tu mente y de tus emociones.
¿Cómo puedes identificar tus pensamientos negativos?
Cuando aparecen los pensamientos negativos recurrentes, es habitual que una parte de ti se resienta, como evidencia de que algo no anda bien. Algunas de las evidencias más frecuentes son:
-
Tensión muscular: tensas la musculatura, tienes un dolor en la espalda que no acompaña a ningún esfuerzo previo.
-
Inseguridad: aspectos en los que siempre te habías considerado fuerte, ya no te provocan el mismo sentimiento.
-
Ansiedad: te sudan las manos, notas un peso en el pecho.
-
Represión: cortas tus propias alas ante actividades o planes que antes te hubiesen provocado ilusión.
-
Pesimismo: das por hecho que tus planes no saldrán bien, ves el vaso medio vacío, no encuentras sentido positivo a lo que antes te resultaba sencillo o posible.
-
Cansancio: las energías no te bastan, las horas de sueño no son reparadoras.
-
Insomnio: ya no eres capaz de tocar la almohada y dormir, o dormir seguido, o ambas cosas.
-
Jaquecas: dolor de cabeza, apretar los dientes.
-
Mal humor: estar susceptible, perder las ganas de reír, convertirte un doble del enano gruñón.
-
Irritabilidad: te irritas de forma desmesurada y que sorprende a todos, incluso a ti.
-
Romper tu rutina: deja de parecerte importante o necesario aquello que has venido haciendo hasta ahora.
Todo este tipo de evidencias, si ves que se alargan en el tiempo, no deberías de tomártelos a la ligera, puesto que pueden ser indicativos de una incipiente enfermedad. Así que si notas que no son algo pasajero, no te obligues a convivir con ello tú sol@, compártelo con tus seres queridos y con tú médico, ambos harán lo posible por ayudarte.
Tan sólo necesitas enfocarte y atreverte a mirar. Es difícil: colocar una lupa sobre aquello que crees de ti mismo y cuestionar tus creencias puede resultar atemorizante. No obstante, es vital para liberarte del peso que crea no conocerte, no dar relevancia a aquello tan maravilloso que te distingue como el ser excepcional que eres. Un ser que, ahora que ya se conoce mejor, no puede sino aceptar por fin que no tiene más remedio que quererse. Con lo bueno y lo no tan bueno. Que no pasa nada. Que se merece su propio amor y el de los demás. Su propio respeto y el de los demás.
Poco a poco, con unas sencillas acciones por tu parte (de las que te hablaré en un futuro post) podrás poner a raya o evitar tanto estos pensamientos más silenciosos, como otros pensamientos negativos recurrentes que resulten más fáciles de detectar. Podrás ver cómo intentando solventar uno de ellos, interfieres de forma automática en el resto. Y cómo una simple acción te acerca a sentirte poco a poco mejor contigo mism@ y con tu entorno.
¿La negatividad ha afectado alguna vez tu día a día?
¡Compártelo en redes sociales y agregadores de noticias!
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...