20 años en el recuerdo: Huele al espíritu de la Generación X

A los 20 años del fallecimiento de Kurt Cobain, escribo sobre él y su impacto en la llamada Generación X.

 

Cobain

 

Recuerdo, aún envuelto en esa original nube de incredulidad, el momento en el que me enteré del fallecimiento de Kurt Cobain. Viendo las noticias, no es que se me parara el corazón, pero sí que se ralentizó, al igual que la respiración. Como si necesitara de todos mis recursos para asimilar ese terrible hecho.

Una vocecita en mi interior, con voz femenina, esperanzadora, dijo: «no siempre son verídicas, las noticias de fallecimientos de famosos». Y de verdad que deseé, a esos tiernos quince años míos, que así fuese…

Formábamos parte de la inconcreta, amplia y tribal Generación X. Habíamos crecido en una época en la que los niños éramos relativamente libres de jugar en las calles, inventarnos juegos con lo que aún no conocíamos como reciclaje, la televisión nos regaló programas como «La Bola de Cristal» o «Fraguel Rock»… empezábamos a decantarnos por unas u otras músicas y culturas que entonces empezaban a llamarse tribus urbanas. Y rivalizábamos entre sonrisas sobre si molaba más una tribu que otra o ninguna…

Entonces apareció en el horizonte MTV Nirvana, con ese frontman casi hipnótico, de mirada azul, en todos los sentidos de la palabra azul… Con una voz grave, con un estilo musical distinto, a medio camino de varios, con unas letras inquietantes, un sentido de la fragilidad tan rotundo y bello a la vez, tan irreverente y corrosivo, tan desconcertante y pegadizo, que no pudo sino aunar tribus de adolescentes y ya no tan adolescentes, entorno a su música y mensaje sin mensaje.


Kurt Cobain, muy a su pesar, se convirtió en un icono musical y generacional. Gracias a esa costumbre de agrupar a los músicos por estilos, se acunó el término Grunge en el que se incluyeron a otros grupos -con mejor o peor acierto- como los histriónicos The Pixies. Más allá de todo eso, Kurt se convirtió en un icóno de la moda adolescente y post-adolescente con toda esa suerte de superposiciones, ropa usada, rota… era la moda de la antimoda. Lo mismo sucedió con los estilismos capilares, de pronto el estilo Grunge predominaba en muchos ámbitos con mucha fuerza. 

Las voces de las bandas de los noventa, con el llamado sonido Seattle, dejaron atrás las ya cansinas voces agudas, y dieron paso a voces como las de Eddie Vedder de Pearl Jam, bastante más graves, o a sonidos mucho más amplios y zeppelianos como los de Soundgarden.

Con Smells like teen spirit, el tema-bandera, no sólo de la banda Nirvana, sino también de nuestra generación, nació también un sinfín de grupos acuñados de grunge o indie. Con Cobain y su azul mirada, su voz profunda y su profunda tristeza, nació también la profundidad, en cierto modo, en esta generación. 

Algunos preferimos comenzar a olvidarnos de tribus y dejarnos llevar por el feeling que nos despertara una canción, una idea, una estética.

Con su fallecimiento -con la confirmación posterior de que no había sido un bulo, sino una triste realidad- nos quedamos  por unos momentos, que se me antojaron largos, de algún modo solos, de algún modo desamparados, al ver que había podido la tristeza sobre la música. Sobre la vida. Y esa tristeza acompañó no por poco tiempo, la reproducción de su música, de sus imágenes o de sus palabras.

Cobain no parió el Grunge, del mismo modo que ningún otro músico, a mi entender, pare por sí solo ningún estilo de música… La música, entiendo, es una energía, y como tal, se transforma. El Grunge no hubiera existido sin los estilos de música predecesores, como el rock o el punk. Nirvana quizá no hubiera sonado a Nirvana de no ser por bandas como los arriba citados The  Pixies.

Cobain no parió, tampoco, la llamada Generación X. Sin embargo, es imposible desvincularlo de ambos. Y, lo que es mas, es imposible escribir o hablar de ellos sin dejar un espacio, entre suspiros y sonrisas, para él y su magia.

Su tristeza, parece ser (hay versiones muy distintas sobre su muerte, algunas de ellas implicando a su viuda, como recordaréis), terminó por apartar su futuro del nuestro.

Sin embargo, no debemos olvidar que fue esa misma tristeza la que, de un modo u otro, le hermanó con nosotros, los de la Generación X, aquí y alrededor del mundo. Fue esa misma tristeza que nos enlazó con él, a través de su sonido y sus palabras y, sobretodo, a través de su presencia sobre el escenario y, como no, a través de aquella mirada tan tan azul, en todos los sentidos.

 

Vídeo relacionado

Este es el vídeo que nos trajo la sorpresa de este por entonces nuevo grupo y su carismático cantante. Con un sonido en el que la guitarra perdía protagnismo en pos de la voz y el bajo eléctrico, clara señal de sus palpables influencias punk. Con subtítulos en castellano e inglés, por si os apetece tener un momento karaoke.

¿Qué impresión os causa Nirvana y Kurt Cobain? ¿Qué más añadiríais acerca de la Generación X?

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Rosa Palmer

Soy la creadora y principal blogger de Por El Camino Azul. Ex-Miembro y reportera de la iniciativa de orientación laboral Parejas Orientadoras entre 2013 y 2016. Colaboré escribiendo artículos periódicamente en La Nueva Ruta del Empleo España entre 2015 y 2016. Mi vicio son las palabras. Adoro la vida, sus misterios, la comunicación y la creatividad. Me motiva la idea de difuminar la terrible frontera entre placer y trabajo. ¿Te apuntas?

2 comentarios en «20 años en el recuerdo: Huele al espíritu de la Generación X»

  • el 2 marzo, 2017 a las 10:10
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    Mola esta entrada. En España, fuimos los que empezamos a sufrir la precariedad laboral permanente desvinculada del paro provocado por los procesos de reconversión industrial de los 70 y 80, los mileruistas de verdad pese a generalizarse el acceso a la universidad, etc. y de fondo esa banda sonora mitad calimotxo rock mitad electrónica con la rivalidad que llevaba impresa. Lamento no llegar al nivel de tu escrito pero ¡tenía que decirlo! Un abrazo, compañera generacional.

    Respuesta
    • el 1 mayo, 2017 a las 11:55
      Enlace permanente

      ¡Estimado Antonio!
      Cuando leí tu comentario andaba un poco corta de tiempo y quise buscar un mejor momento. Ahora veo que fue un error, ya que ha permanecido sin responder DEMASIAAADO.
      Sea como sea, muchas gracias por entrar en este espacio y compartir tus impresiones con nosotros.
      ¡Cómo se nota que escribí sobre una época que para mí fue más de estudios que de trabajo! Olvidé también contextualizar este tema… ¡Y hubiera traído bastante miga!
      ¡¡Un abrazote, y mil gracias por tu apoyo!!

      Respuesta

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