Persépolis de Marjane Satrapi: reseña
Persépolis de Marjane Satrapi es una sencilla e impactante novela gráfica que te ayudará a cuestionarte qué sabes del mundo islámico y del mundo occidental.

Hoy quiero presentaros Persépolis de Marjane Satrapi, una obra que está intrínsecamente relacionada con los hechos ocurridos en distintos lugares del mundo: Madrid, Francia, Bruselas… Y digo que está intrínsecamente relacionada con ellos no por mostarlos ni analizarlos, sino para ayudarnos a no caer en la tentación de tomar la parte por el todo: tomar a los islamistas por islámicos, tomar a los extranjeros por significativamente peligrosos, tomar lo desconocido por algo que tarde o temprano nos causará dolor.
Persépolis, el tráiler de la película de 2007.
Marjane Satrapi, la autora
Marjane Satrapi es una bella mujer de mirada melancólica, amplios labios finos y una característica peca entre su ojo derecho y su nariz.
Nace en 1969 en Irán en una familia que no tiene apuros económicos y que, además, apuesta por el progreso.
Estudia durante su adolescencia en Viena, donde su familia, esperanzada, la envía tras la compleja situación proveniente de la revolución de 1979 en Irán.
Estudia Bellas Artes en Teheran, Máster en Comunicación Visual.
En 1994 se traslada definitivamente a París, donde trabaja como ilustradora de libros de cuentos infantiles.
Siendo nieta de un Primer Ministro de Irán, bisnieta del último Shah de la dinastía Kadjar y teniendo una personalidad fresca, Marjane Satrapi es animada por sus contactos a compartir su experiencia vital con los demás, por lo que escribe la obra Persépolis en forma de novela gráfica, publicada en 2000.
Debido a su repercusión, escribe no solo un segundo tomo, sino hasta un cuarto, que la convierten en una autora conocida y reconocida internacionalmente. Y recibe distintos premios, entre ellos el 1º Premio de la Paz Fernando Buesa Blanco en 2003.
En Junio de 2007 se estrenó la película basada en Persépolis de Marjane Satrapi, obteniendo la Palma de Oro y diversos premios y nominaciones, entre ellas la nominación a Mejor película animada en los Óscar de 2008.
Persépolis, de Marjane Satrapi: su estructura
La mayor parte Persépolis, de Marjane Satrapi está realizada con rasgos sencillos y con el blanco y el negro como únicos colores.
Casi podría decirse que está compuesta de una forma cinematográfica, entendiendo que las imágenes no son un complemento del texto, sino una forma de mostrarnos de forma humilde y eficiente, a la par que impactante, aquello que cuentan sus palabras, aportando mayor profundidad al texto.
Está dividido en 4 tomos o libros que pueden conseguirse por separado o bien como obra completa (yo me decanté por esta última opción como regalo a mi pareja hará más de un año). Y dichos tomos son también compuestos por pequeñas historias que forman un todo: el crecer y madurar de una niña-adolescente-mujer que descubre las complejidades de un régimen opresor, para aquellos que viven en él y para aquellos que los ven con la incomprensión de los ojos extranjeros, mientras ella aprende a vivir su propia vida, cometer sus propios errores y a valorar todo el bagaje que ello conlleva.
Libro 1: el de la inocencia
Este primer tomo de Persépolis de Marjane Satrapi, que comienza echando la vista atrás a los acontecimientos históricos acaecidos en Irán desde el año 642, nos muestra de forma palpable cómo era la atmósfera imperante en este país a raíz de la revolución de 1979, contando la autora con 8 años.
Comenzamos a notar las diferencias entre la protagonista y su familia y aquellos que les rodean y se nos va desvelando la historia familiar mientras Marji entrevé los hechos que acunaron dicha revolución… y qué supone la revolución a efectos directos sobre ella, su aspecto, sus libertades, su futuro.
Madura e inquieta intelectualmente hablando, Marji posee una imaginación y una positividad que contagian emoción, sonrisas y nos llevan a viajar a nuestra propia infancia, preguntándonos cómo habríamos experimentado algo similar.
Los adultos de su familia, de forma afable, le narran la historia de la familia mientras la historia del país da un vuelco hacia atrás. Un vuelco del que no todos eran conscientes en un principio.
De este modo, conocemos simultáneamente la historia de Irán, la historia de los Satrapi y a esta bella personita soñadora e imperfecta, que es la pequeña Marji.
Vemos, palpamos, lo doloroso que es para ella, llena de incomprensión, verse en la tesitura de dudar del Dios que ella había sentido tan cercano, tan amigo, debido a aquellas terribles injusticias que comienza a ver por doquier y que unos pocos llevan a cabo en su nombre para someter al resto de iraníes.
Prisioneros políticos, exilios, asesinatos… demasiado. No solo para una niña. Demasiado para una entera nación.
Libro 2: el del conocimiento
Nos adentramos en la adolescencia de la protagonista, con esos rasgos típicos de la edad, con tintes de sueños desestructurados a la par que apasionados y ese pasotismo acerca de asuntos importantes… hasta que se descubre cómo afectan de forma directa.
Se toman rehenes en la embajada de Estados Unidos, se instaura el obligatorio uso de velo para las mujeres, se cierran universidades… y la guerra contra Irak.
Todo ello da con el traste de libertades, sueños y la paz.
En este tomo de Persépolis de Marjane Satrapi se nos muestra la guerra contra Irak como si de una obra coral se tratase: exponiendo destellos de muchas realidades, para que observemos con mejor amplitud qué suponía ser iraní en esos tiempos. Qué suponía ser niños iraníes, mujeres iraníes, viejos iraníes y, por supuesto, qué suponía ser chicos iraníes y cómo eran las tácticas de reclutamiento y que se decidieran a sacrificarse en nombre del islamismo y su patria. A sacrificarse en el sentido más profundo de la palabra pensando, irónicamente, que estaban a las puertas de un gran, gran regalo.
Las prohibiciones de todo aquello que huela a occidental son mostradas de forma más que gráfica no solo en su implicación directa, sino en los juegos de doble moral, de egoísmo y de cazas de brujas que sobrevienen inevitablemente en las sociedades en las que unos son perseguidos por otros.
Y, en cierto modo, premonitorias de la conducta que, en un libro posterior, Satrapi confiesa haber mantenido, para horror de su abuela… y para horror propio una vez es consciente de ello.
Viendo que la desesperante situación para las libertades de mujeres y hombres no era algo temporal, sino que cada vez es más dura, y queriendo lo mejor para el presente y futuro de la joven ésta es enviada a Austria.
Libro 3: el de la búsqueda del propio lugar
Sucede en Viena desde 1984.
Con la idea de experimentar las libertades y el progreso de un lugar laico y encontrar un hogar en la casa de la mejor amiga de su madre, Marjane viaja a Viena donde, para su sorpresa, termina viviendo en una residencia de monjas católicas.
Nos presenta la abrumadora diferencia de costumbres, de productos accesibles, sus problemas con los idiomas, su estupor ante el desconocimiento/desinterés de los jóvenes de Austria con respecto a asuntos socio-políticos…
Descubrimos que, del mismo modo que en Irán no podía encontrar su lugar, para nuestra protagonista encontrarlo en Viena tampoco sería de lo más sencillo.
Este es un tomo entre divertido y profundo, que muestra los rasgos inherentes a la adolescencia, junto al choque de aquello que unos y otros consideran normal a fuerza de verlo de continuo.
Es un tomo de primeras veces, de rebeldía, de viajes, de evolución del cuerpo (que siente, como no, de forma anárquica) del despertar de la sexualidad, de su compleja normalización. Aparece el primer amor, que vive de forma tóxica y se transforma en el primer desamor. Aparece también el desamor, que le lleva a una espiral de situaciones que la alejan cada vez más del contacto y calor humanos.
Es un tomo que va desde la mayor energía e ilusión por experimentar y encajar en un nuevo mundo del formar parte a la tétrica realidad de encontrarse en la calle por no haber sabido encontrar el modo de experimentar, lejos del hogar, una forma de vivir sana, alegre y que valiera la pena perderse estar con su familia.
Tras tocar fondo, en un rinconcito de su mente aparece la esperanza, la posibilidad de encontrar el modo de volver a casa donde sabe que le esperan menos libertades, sí, pero también más amor.
Libro 4: el de responsabilizarse de la propia vida
Arrancamos en Teherán, tras 4 años en los que una guerra y un régimen represor han dejado al país hecho tiras.
Descubrimos con Marjane que una vez que has partido de tu hogar, es muy fácil que te vean o te sientas un eterno extranjero, te encuentres donde te encuentres.
Ahora que las vivencias le han ayudado a verse en más profundidad, a comprender aquello realmente importante en la vida, retoma el duro quehacer de aprender a ser ella misma. Todo esto mientras se acostumbra, o eso intenta, a la atmósfera represiva que tanto ha crecido mientras crecía ella.
Tanto que ve no sin estupefacción cómo parece haber desaparecido el eterno optimismo de su madre, habiendo dejado en su lugar una suerte de pesimismo/victimismo aprendido: sin soñar con reconstruir su país, preguntándose cuándo sería la próxima guerra.
Le informan de cuanto ha sucedido en su ausencia. En unas imágenes cargadas de dureza, con grandes y negruzos, desoladores fondos, podemos ver los rostros de padre e hija conectando sus emociones con los hechos de los que ahora Marjane es conocedora.
Aparecen personajes que muestran el dolor de la guerra, la muerte, la mutilación, las vidas truncadas…
Y una nueva depresión de nuestra protagonista, mucho más profunda y no exenta de distanciamiento de la realidad y decisiones difíciles de comprender de las que sale airosa de forma inesperada.
Puesto que no es el momento de morir, Satrapi se lanza a responsabilizarse de su propia vida: comienza por domar su aspecto físico, lanzar todo lo antiguo, hacer un cambio de look… y de vida.
Conoce a un nuevo hombre del que se enamora y con este nuevo amor comenzamos a entender qué diferente es nuestro amor y sus posibilidades, y el suyo con las suyas. El hecho de no poder vivir su amor con espontaneidad, tal vez la empuja a precipitarse a un matrimonio con un ser que, lejos de ser complementario, resultaba contrario a ella.
Crea, junto con otros amigos afines a sus ganas de vivir festejando, un círculo en el que realizar fiestas, secretas reuniones, en las que proliferan anécdotas inconscientemente peligrosas.
Este último libro de Persépolis de Marjane Satrapi es también el libro en el que ella se desarrolla de forma más profunda como persona, mujer, profesional y como creativa. Llegando al inevitable paso de autoexiliarse para, de este modo, no perderse más a si misma.
Epílogo
Este apartado de Persépolis de Marjane Satrapi está realizado a todo color. En él plasma cómo ha experimentado convivir con la curiosidad y el desconocimiento occidentales.
Un apartado en el que nos convida a reflexionar acerca de lo que conocemos acerca de los países islámicos, en especial del suyo, Irán. Más que a reflexionar, nos invita a ampliar nuestra información (respecto a nuestras circunstancias, también),a no entender sin más a Irán como un país con raras costumbres en el que ocurren barbaries porque ellos son bárbaros.
Nos invita a descubrir lo poco diferentes que somos, en el fondo, los occidentales de a pie con respecto a los iraníes de a pie. Lo fácil y duramente que cayeron ellos en un estado en el que perdieron sus libertades, sus identidades y sus posibilidades en pos del crecimiento unilateral de unos pocos.
¿No os resulta levemente familiar?
Entrevista a Marjane Satrapi
Para conocer un poquito mejor tanto a la obra como a la autora, comparto contigo este vídeo en el que puede verse una entrevista realizada para movieweb.com. El audio está en inglés pero podrás habilitar subtítulos automáticos en el idioma de tu preferencia haciendo click en la ruedecita, sobre «subtítulos» y sobre traducir automáticamente para después elegir idioma. También podrás modificar la calidad del visionado.
Reflexión relacionada con la obra
Estos últimos tiempos hablamos de guerra contra el terrorismo, y son muchos los medios que están ejerciendo un tipo de información que, hablando en llano, me despierta ganas de preguntarles qué diablos les pasa.
Es que detesto que se ayude a que muchos entiendan como extremistas al grueso quienes profesan la fe islámica, que les entiendan como un peligro andante a la vuelta de la esquina, propiciando xenofobia, racismo, violencia, descontento y, sobretodo, injusticia y un temor que ayude a justificar lo injustificable.
Es decir: detesto que tomemos la parte por el todo. Y que ese todo suponga perdernos un poco más a nosotros mismos.
¿Y por qué detesto tanto la posibilidad de que tomemos la parte por el todo?
Porque es sesgada, ilícita e innecesaria.
Porque cualquiera de nosotros podría ser parte de un todo.
Sin ir más lejos: yo.
Pues sí: yo misma, como española, podría ser tomada por ese todo.
Podrían habitantes de Sudamérica, por ejemplo, profesar hacia mí tirria heredada de aquellos compatriotas que en siglos lejanos se decidieron a sentirse dueños de otras tierras de las riquezas que aguardaban en ellas, de los seres humanos y animales que habitaban en ellas…Y no contentos con ello ¡incluso pretendieron ser dueños de las almas de aquellos indígenas, que debían salvar porque no se habían enterado de que estaban adorando al dios equivocado!
¿Y todo esto solo debido al derecho que les otorgaba “ser los primeros en descubrirlas”?
Entonces, como ahora, no era cuestión de bienestar ajeno: era cuestión de poder, sobretodo. Y era cuestión de tener el corazón y la empatía apagados mientras lucían en su lugar la avaricia, el egocentrismo, la arrogancia y la equivocada idea de que el ser humano debe ser catalogado por razas, nacionalidades, religiones y por cualquier otro rasero que no nos lleve a vivir en harmonía, en sinergia, en crecimiento y, sobretodo, en paz.
Esta actitud de paternalismo, superioridad, egoísmo que pude observar a lo ancho del globo y a lo largo de la historia, me ayudó a ser consciente de que cierto tipo de ser humano tiene la tendencia a priorizar ciertos aspectos por encima de otros en su propio beneficio, denostando el daño que pueda recaer sobre otros, sobre generaciones posteriores, sobre la nacionalidad entera, sobre la raza entera. Y por ende: en la humanidad entera.
Porque el daño que se genera no se apaga con un interruptor, prosigue años, lustros y décadas después de nacer. Y se esparce más allá que por los lugares esperados. El dolor y el miedo procrean más miedo y dolor.
Seamos conscientes y no juguemos a este juego.
No es sencillo. No es fácil. Pero vale muchísimo la pena.
¡Muchas gracias por leerme! ¿Nos vemos en el próximo post?
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