25 frases célebres de Haruki Murakami
Con estas 25 frases célebres de Haruki Murakami, no solo conocerás su filosofía, también te empañarás de su espíritu asertivo y motivador. ¿Te las vas a perder?

Introducción a Haruki Murakami
Haruki Murakami, es un escritor y traductor japonés que va más allá de tener un estilo propio: ha conseguido tomar la escritura artesanal y profunda y llevarla hacia el terreno de los best-sellers sin que ello empañe ni su obra ni su impacto.
Gran amante de la cultura occidental, insiste en la importancia que ha tenido la música jazz en su vida y, cómo no, en su escritura. Aspecto en el que su trabajo como traductor no ha dejado de tener también su impacto: no en vano tradujo trabajos de Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald, John Irving y Truman Capote. Sobre este último, como quizá recordarás, escribí otro post aunando sus citas célebres y biografía: A través de sus palabras: Truman Capote.
Volviendo al autor que nos ocupa, no puedo evitar pensar que no deja de ser una ironía que a Murakami, entusiasta practicante de deportes como el running, se le escape año tras año el Premio Nobel de Literatura (para el que ha sido considerado favorito desde el año 2010 en adelante). 😯
En un futuro post, podremos ver de forma más íntima y directa su personalidad y obra.
Hoy, su cumpleaños, creo que merece que sean sus palabras las que nos aporten la motivación y ese espíritu reflexivo y asertivo que se desprende de ellas. ¡Arranquemos nuestro motor, con su chispa!
25 frases célebres de Haruki Murakami
1) A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir cruzándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
2) El destino es algo que se debe mirar volviéndose hacia atrás, no algo que deba saberse de antemano. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!
3) En el fondo, pienso que nunca he elegido nada por mí mismo, que todo me ha venido dado, que simplemente he interpretado los papeles que me han caído en las manos. Cuando de noche me despierto y pienso en eso, me entra pánico. ¿Quién soy? ¿Cómo soy en esencia? ¿Quién lleva las riendas de mi vida?
4) Cerrar los ojos… no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a hacer que el tiempo se detenga.
5) Cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿Sabes qué pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere.
6)El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto más grave es la herida que le infligimos, más grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica.
7) En este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!
8) Hasta ahora he vivido haciendo sencillamente lo que me gusta y como me gusta. Y nunca, aunque la gente me intentase refrenar o aunque recibiera críticas malintencionadas, nunca he variado mi forma de actuar. Alguien así, ¿que más puede pedir?
9) Las heridas emocionales son el precio que todos tenemos que pagar para ser independientes.
10) Siempre es mejor que la gente hable cara a cara, con el corazón en la mano. De lo contrario acaban surgiendo malentendidos. Y los malentendidos, ¿sabe?, son una fuente de infelicidad…
11) Cuando ves a alguien que vale, debes pagar sin vacilar y darle una oportunidad. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!
12) Debemos tratar a los demás de manera que, a su muerte, no nos queden remordimientos. Con justicia y, a ser posible, honradez.
13) La manera en que los demás me ven no me atañe. Más bien, eso es algo que sólo les atañe a ellos. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!
14) Pero, a fin de cuentas, ¿quién puede decir lo que es mejor? No te reprimas por nadie y, cuando la felicidad llame a tu puerta, aprovecha la ocasión y sé feliz.
15) La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella.
16) Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes. Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas que no pueden comprarse con dinero.
17) Lo que nos hace personas normales es saber que no somos normales.
18) Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a perder o a ganar. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.
19) Nunca he podido soportar que me obliguen a hacer lo que no quiero y cuando no quiero. En cambio, si me permiten hacer lo que quiero, lo hago con un empeño superior a la media.
20) Pues seguramente que hay que estar alerta. No tener ideas preconcebidas, sino aguzar el oído con una disposición honesta, amoldándote a las circunstancias, manteniendo la mente y el corazón siempre abiertos a lo que venga.
21) Si algo merece la pena, entonces merece poner en ello todo el empeño (e incluso a veces un poco más).
22) Si me ponía a ello con toda mi alma y, aun así, no funcionaba, acabaría por resignarme. Pero, si fracasaba por haberlo intentado sólo a medias, iba a lamentarlo el resto de mis días.
23) Si no quieres acabar en un manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida.
24) Temes a la imaginación. Y a los sueños más aún. Temes a la responsabilidad que puede derivarse de ellos. Pero no puedes evitar dormir. Y si duermes, sueñas. Cuando estás despierto, puedes refrenar, más o menos, la imaginación. Pero los sueños no hay manera de controlarlos.
25) Todo pasa. Nadie tiene algo para siempre. Así es como tenemos que vivir. - ¡Compártelo: me ayudarás muchísimo!
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Enlaces que pueden resultarte de interés para conocer más a Haruki Murakami:
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